A raíz del apodo de “fontanero” asignado a Leire Díaz (PSOE), la Federación de Gremios de Instaladores de Cataluña (FEGICAT) quiere hacer un llamamiento público a superar los estereotipos que, con demasiada frecuencia, siguen pesando sobre una profesión esencial para el funcionamiento del país.
"Ser instalador no es ninguna broma: es una profesión de responsabilidad, conocimiento técnico y vocación de servicio", ha manifestado Raúl Rodríguez, director general de FEGICAT. "Es inadmisible que en pleno siglo XXI todavía se banalice un empleo que garantiza el confort, la seguridad y el bienestar de la ciudadanía".
El oficio de instalador/a -ya sea de agua, electricidad, gas, climatización o energías renovables- implica una formación especializada y una intervención directa en servicios esenciales: desde reparar una avería eléctrica en un hospital hasta garantizar calefacción en una escuela o poner en marcha una instalación fotovoltaica en un hogar.
Actualmente, las empresas instaladoras viven un momento clave. La transición energética, la digitalización de los edificios y la movilidad eléctrica multiplican las oportunidades de futuro para los jóvenes que optan por esta vía profesional. Según datos propios de FEGICAT, Catalunya necesita incorporar a más de 107.500 trabajadores calificados dentro de 2050 para poder afrontar los retos del sector.
Desde FEGICAT, se hace una apuesta decidida por la formación profesional, el relevo generacional y la dignificación del sector. A través de las escuelas gremiales, los programas de FP Dual y la colaboración con las administraciones, se trabaja para que los jóvenes vean esta profesión como una elección de primera, con futuro e impacto social.
"Es hora de dejar atrás los clichés", concluye Rodríguez. "Detrás de cada instalador o instaladora hay una historia de compromiso y profesionalidad. Y esto merece respeto, reconocimiento y orgullo colectivo."
Fuente: FEGICAT
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